viernes, 20 de mayo de 2011

Reticencias a la democratización de la cultura

El sector “profesional” de la cultura ligado a la industria cultural tradicional ofrece resistencias a los nuevos modelos de producción de proyectos culturales. Esto puede deberse a una infinidad de motivos, en esta entrada vamos a tratar solo algunos de ellos.

La industria cultural teme que la “democratización” de los procesos de producción les haga perder las ventajas y beneficios que obtienen con el producto cultural tradicional.
“La inmaterialidad de la producción contemporánea contrasta con la tradicional concepción objetual del sistema del arte, que necesita de la fisicidad de la obra artística para que toda su estructura y mapa de relaciones tenga sentido”. [Producción artística y Copyleft en el nuevo entorno digital, por Natxo Rodríguez Arkaute]
Hay muchos roles clásicos en la industria cultural, como el productor, el editor, el sello discográfico, que están viendo cuestionada su funcionalidad y esto, como es comprensible, ha nadie le gusta. Sólo algunos de ellos están teniendo la inteligencia para ver que no es una cuestión de ser o no ser necesario. No hay que ser, hay que “hacerse” imprescindible y adaptarse a los nuevos roles necesarios en este nuevo modelo de producción.

Los creadores, por su parte, temen perder el control sobre su obra, a parte de no cobrar por su derecho de autor. 
“La tecnología digital y su aplicación a la red de Internet facilitan una disolución progresiva del concepto de autoría tal y como se entendía hasta ahora, por lo que los creadores tradicionales tienen recelo a perder el control sobre sus obras”. [Producción artística y Copyleft en el nuevo entorno digital, por Natxo Rodríguez Arkaute]
De todas formas, la cultura siempre ha estado en crisis. Solo unos cuantos grupos de música triunfaban, solo unos cuantas películas eran rentables, etc. De hecho, no sé porqué se llaman “industrias” culturales, pues la mayoría sobrevive gracias a las subvenciones. Y ahora han encontrado un demonio al que echarle la culpa de su crisis en lugar de ver las ventajas que Internet y las nuevas tecnologías les pueden aportar. Confío en que poco a poco comprendan lo que se han estado perdiendo.

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